El sentimiento de estar en casa no es solo llegar a nuestra casa, es rodearse de nuestros sueños, nuestro aroma, nuestros detalles y recuerdos.
Detalles como iluminar rincones sobrios, con velas y llenarlos de romanticismo con flores, en este caso, rosas (ya sabéis que yo personalmente me decanto por las artificiales).
Los colores, juegan un papel importante, podemos dar un toque de alegría a una estancia con colores amarillos, naranjas y verdes, llenos de vitalidad, normalmente ideales para cocinas, ya que es donde jugamos y es donde creamos infinitas combinaciones gastronómicas.
Podemos dar una sutil pureza en salones y baños, con colores cremas, blancos y beige, con el fin de relajar el entorno visualmente.
O anestesiar las habitaciones con colores violetas u azules, pues ayudan a descansar la mente y cuerpo.
Sea como fuere, los detalles de una casa, deben de ser cuidados al máximo, siempre he dicho que no hace falta una gran cantidad de dinero, las plumas cogidas y limpias, unas rosas, un pequeño candil, un cuadro antiguo, un marco viejo o un plato decorado, bastara para conseguir un rinconcito romántico de aspecto elegante.
Siempre considere importante otorgar a la intimidad un valor añadido, el del relax, encendiendo velas en las estancias y quemadores de finos olores a rosas u frutales repartidos por todas ellas, por que así, me siento cómoda y relajada.

Este rinconcito es mi entrada de casa, el color que predomina es el blanco, en paredes con pintura irisada de sutiles reflejos dorados, combinando un armario que yo misma he restaurado en blanco, con patina en dorado
y grande espejo a juego.
Adornos: plato hecho a mano en decoupage, flores blancas y pequeño farolillo blanco de Ikea y pluma de Ganso natural.