Tras este mes de Septiembre que poquito le queda, puedo decir que ya soy una mujer casada.
La boda ha sido perfecta, hemos tenido un buen día, pese a mis miedos de que lloviera y todo ha sido especial.
Los nervios, hicieron que llegara tarde al ayuntamiento; pero una vez allí, todo se normalizo.
Tras unas palabras del juez de paz, nos leímos nuestros votos el uno al otro; pues aunque aquí no suele verse, ambos decidimos que sería bonito dedicarnos unas palabras.
Escribimos los votos y fuimos a que nos hicieran unas bonitas tarjetas para la ocasión, que guardo con recelo.
Todo fue tal y como yo deseaba, con la familia cercana, con abrazos, besos e incluso las lagrimas de mi madre, que nunca le había visto los ojos tan iluminados y esa cara de felicidad.
Desde el portal, hasta el coche que estaba a dos calles, toda persona nos paraba, a mi me felicitaban y me auguraban la suerte, mientras que a mi madre, la paraban para decirle que estábamos guapísimos los dos, mientras, al otro lado del parque, se podía oír ¡vivan los novios! Yo no podía levantar mi mirada del suelo y soltar a David de la mano; pues hacía tiempo que no me avergonzaba tanto.
Incluso dentro del coche, se nos acercaba gente para vernos y decirnos “perdonad por ser tan cotilla; pero es que estáis tan guapos los dos”.
Después de la ceremonia, fuimos a el restaurante que teníamos encargado, la Venta de el Jamón, aquí hemos comido muy, muy bien y nos han tratado fenomenalmente, que decir tiene que tampoco nos hemos privado de nada.

Tras esto, nos hemos hecho una sesión fotográfica y finalmente hemos ido a casa a seguir brindando con champan.
Posteriormente entrada la noche, nos fuimos a lo que sería nuestra recién comenzada luna de miel, que aunque no hayamos salido de Asturias, he podido relajarme mucho en spas, he descansado como nunca y he vivido momentos inolvidables.

Y no me hago a decir la palabra mi marido, aun se me escapa decir “mi pareja”; pero David, cuando me acerca a él, me mira a los ojos y me dice “mi mujer preciosa” yo me pongo tonta de roja y el se ríe por que sabe que me sigue dando vergüenza.