Intentar, arriesgar y atreverse a amar

Cada noche, una persona podría ocupar tu lugar en mi cama; pero lo cierto es que no reflejaría una realidad, nadie es el elegido, c...





Cada noche, una persona podría ocupar tu lugar en mi cama; pero lo cierto es que no reflejaría una realidad, nadie es el elegido, con nadie siento la necesidad de deber cuidar y amar salvo contigo… todo lo demás, es perder el tiempo, fríamente. Esa es la palabra, fríamente…
Porque cuando los años pasan, las palabras se convierten en miradas, no queda duda alguna de que pensamos lo mismo, cuando se acaban las frases el uno al otro, cuando soy capaz de acostarme en tu regazo y sentir los latidos de tu corazón, los minutos, la vida… se para.

En estos tiempos de prisas, de amores de una noche, de salir corriendo zapato en mano, de probarse, reprobarse a uno mismo, de mirar al frente tras los daños recibidos y causados, es difícil no tambalearse…
Porque aunque tu seguridad te ponga el mundo en la mano, siempre es difícil encontrar a la persona con la que uno sea uno mismo, sin miedos, sin tabúes.
Aposte mi presente entonces por tu futuro, nuestro futuro, un futuro maravilloso hasta entonces ¿y ahora? Ahora quedan los pesares, los perjuicios, el dolor… todo el daño que me has hecho, que te he hecho…juramos que sería convertido en fuego; para arder el pasado y renacer de las cenizas por un nuevo futuro. Hemos aprendido que la distancia no es el mayor dolor, lo que realmente aterroriza es el olvido y los miedos…

La única forma de vivir plenamente es aprendiendo a amar, encontrar la persona con la que el tiempo se pase en un abrir y cerrar de ojos, de querer que no le falte de nada, de hacerle partícipe de tu día a día, de tus risas, tus llantos, tus noches y sus mañanas, dormirse con su mirada y despertarse con un beso.
Y no hablamos de romanticismo “eso es cosa del pasado” dicen algunos, no. Hablamos de sentimientos, de querer levantarme cada mañana, prepararte el desayuno y tomarlo en la cama, de hacer el mejor plato que hayas comido jamás, aunque eso signifique tirarnos horas y horas en la cocina entre copas de vino y bailes cogidos de la mano, de brindar bajo la luz de las velas cada noche como una noche especial, de hacer de la casa, un santuario repleto de luces tenues cambiantes, luces que se reflejan en tus ojos oscuros de mirada penetrante, mirada que es capaz de hablar por sí misma, aunque la acompañes de palabras cálidas.

Porque lo único que deseo es despertar a tu lado cada mañana y lo único que maldigo es no poder vivirlo cada día sin tener que mirar el calendario, porque no es lo mismo verte que tocarte, no es lo mismo oírte que abrazarte, deseo que nos sintamos solo uno, cuando somos dos personas tan distintas.

Nadie… NADIE sabe tanto de mí como tú y nadie sabe tanto de ti como yo, siempre hemos disfrutado de los pequeños placeres que la vida nos ofrecía a pesar de las circunstancias y dificultades que está nos ponía.

Quiero que tu mirada de terror cada vez que te vas, se convierta en una mirada de descanso a mi vuelta y no tener que recurrir al “se fuerte”; porque no lo soy, cada hecho cotidiano que veo, cada canción que escucho, cada boda que me cruzo, cada tienda de anillos en la que me paro, cada escrito de amor que leo, cada palabra de los demás que oigo, me recuerdan a ti, a un momento de nuestra vida, eres tan latente en mi día a día, que es imposible no pensarte en cada momento aunque yo misma me rechace por ello; por mi tonto e impulsivo recelo a creerlo.

Porque las palabras “eres la mujer de mi vida”, “si no es contigo no es con nadie”, “gracias por estar, por cuidarme y por amarme” “mi vida entera eres tú, sin ti, mi trabajo, mi familia o lo que yo tenga, no vale nada” no son aliento, si no te tengo conmigo; porque no es que te necesite, es que quiero estar contigo, cosa muy diferente. Te quiero de compañero de fatigas, de amigo, de amante, de marido y yo quiero ser la mujer valiente con carácter y miles de cualidades buenas y malas que camine a tu lado, dando prioridad a mis ideas bien definidas, asentando las bases de mi vida: La casa, la familia y mi trabajo, el resto… el resto del mundo, puede arder hoy, mañana o pasado, no hay nada que me importe si estoy contigo.


Tamara Ferrero.

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