Siempre he sentido divinidad por los instrumentos de cuerda, violines, arpas, violonchelos y de cuerda percutida, es decir, los pianos.
Recuerdo una antigua compañera que en su casa tenia nada más y nada menos que tres pianos muy, muy antiguos, enormes y preciosos, que cada vez que los veía deseaba poder tocarlos.
Desde que he descubierto hace un par de años, la cantante Kanon Wakeshima, ese gusto por los violonchelos y violines, ha crecido por demás, haciéndome ver, lo sumamente preciosos que son en realidad.
Todo viene también de la mano de conocer el mundo lolita, de siempre se ha visto este estilo rodeado de instrumentos musicales de lo más romántico.
Buena prueba de ello es que los violines por ejemplo están representados en bolsos, cinturones, moda y hasta complementos.

Mi felicidad viene por poder adquirir un violín completamente nuevo, con su maleta correspondiente forrada interiormente con una suave y satinado terciopelo color verde esmeralda, cual tengo predilección por este color.

Ahora me he prometido empezar a ensayar aunque sea de a poco y por mi cuenta, ya que me gustaría hacerle un uso aparte de decorar mi casa y ser participe de mis fotos.